Los ventolines y el Carpintero de los sueños
Cuándo cae la tarde, la brisa se acerca a los mortales, y los primeros ventolines, traen los sueños de quienes duermen y los suspiros de los enamorados. Unos van hacia el levante, otros hacia el poniente, y con la última luz del día, cada uno de ellos, ha cumplido con su tarea. Desde tiempos remotos, siempre igual; los mismos sueños, las mismas horas, pero distintas personas. Aquella tarde, los ventolines, estaban inquietos, rebeldes, cansados y pensativos. Desde el taller de los sueños, partían, unos volaban a favor de la brisa, otros corrían y saltaban a través de los campos, algunas veces se paraban y jugaban, otros se deslizaban por los primeros rayos de luna. Al final susurrando en el oído, tejían los sueños, los dulces y los amargos. Aunque, más que crear sueños, los ventolines realmente, solo jugaban con los recuerdos. Los mezclaban, los rompían y así ocupaban las mentes de quienes durmiendo, esperaban la mañana. -¡Me aburro!, dijo el ventolin, mas joven. Cada ventolin, tiene su nombre. Algo similar al sonido del viento. Por ese motivo, los mortales, no somos capaces de pronunciarlo. -Podríamos hacer sueños diferentes, Uno distinto para cada persona, y para cada día. dijo el mas inquieto A partir de ese momento el debate se extendióó entre todos los ventolines -¡Claro!, ilusiones, fantasías, pensamientos, recuerdos y sentimientos, pero nosotros no sabemos hacer nada de eso. Dijo el más sensato de los pequeños duendecillos. -Necesitamos, un maestro artesano, que sea creativo, alguien sabio que pueda resolver todas nuestras dudas y las de todos los mortales. Necesitamos alguien que nunca se canse de crear ilusiones, necesitamos una persona que pueda ser feliz en el taller de los sueños y que lo llene de alegría, de sonrisas y de color. -¡Busquemos a nuestro artesano de los sueños! Gritaron todos. Y así fue como comenzó la búsqueda. Aunque Solo había un día al año, en el que los ventolines, campaban a sus anchas, mientras los mortales estaban despiertos. Solo un día, para observar de cerca las cualidades de tantas personas. Era el día de los enamorados. Ese día transportaban durante toda la jornada, los sentimientos y los deseos de aquellos que se quieren. Así que, fué el catorce de Febrero, cuando los ventolines, lo encontraron y tan solo con un suspiro y una sonrisa como equipaje partió hacia el taller de los sueños.Desde entonces, allí es donde fabrica, cada una de nuestras ilusiones, las dibuja, las tornea, las mejora y las prepara y todas las noches, cuando cerramos los ojos legiones de ventolines nos las entregan con una caricia. Cuando tenemos dudas o inquietudes, un ventolin se las lleva, y antes de que llegue la mañana, antes de poder abrir los ojos nos trae la respuesta de vuelta, y con un suave susurro, nos la trasmite al oído. Si quieres comprobar esta historia, cierra los ojos , siente, escucha y no digas nada… eso que has sentido, y escuchado, es el paso de un ventolin que transporta el mejor de los deseos de parte del carpintero de los sueños.
Antonio J Rivas- Mayo 2012
ANTONIO RIVAS DIEZ
Han pasado los días, las semanas y los meses. Cada día nos acordamos mas de ti, cada día tu ausencia es mayor. Tal vez no fue esta la forma ni el momento que ninguno esperábamos para despedirnos, pero la vida no nos dio otra opción y el 14 de febrero esa terrible enfermedad te ganó la partida. Corre el tiempo , se me hace cada vez más difícil contener las lágrimas, y siento que un nudo me asfixia cuando pienso que ya nunca más podré recibir otro de tus consejos, esos consejos que tantas veces ignoré, y de los que , al cabo del tiempo tanto y tanto aprendí. Pero necesito que sepas, que la mayor lección que he recibido, el mayor consejo que me diste, ha sido verte vivir, verte luchar por aquello y aquellos que te importaban, y sobretodo verte ser feliz, nunca el ejemplo ha tenido tanto sentido. Supongo que serían muchos los momentos difíciles en tu vida, y los obstáculos salvados con mas o menos fortuna, pero tu espíritu protector hizo que yo nunca los percibiera y pudiera tener, la mejor infancia que nadie ha tenido, y eso siempre te lo agradeceré. Han sido tantas las palabras de consuelo que me han llegado, para intentar placar mi pena, que he descubierto que el vacío que dejabas era aún mayor del que yo me esperaba, pero te aseguro que las únicas que conseguían tocarme el corazón de verdad eran aquellas de los que me contaban lo maravilloso que había sido compartir parte de su vida contigo. Nunca imaginé cuantas personas me podrían haber hecho sentir orgulloso de ser tu hijo. Ese día conocí el verdadero sentido de la vida, sin ninguna duda intentar ser como tú. Desde tu marcha, continúo mirando el teléfono todos los días y a la misma hora, esperando que suene, pero ya no suena. Esas charlas interminables de cualquier tema que nunca nos llevaban a ninguna parte pero que consigueron despertar en mi, infinidad de inquietudes, tantos momentos recuerdos y valores compartidos , que ahora, mas que nunca comprendo verdaderamente que he recibido la mejor herencia, que podía recibir. Supongo que con el tiempo aprenderé a vivir sin tu presencia y con tu recuerdo. Ese recuerdo tan enorme que representa los valores que con tanta insistencia me trasmitiste y que,ten por seguro, dedicaré mi vida para tus nietos también se los lleven. Compañerismo, tolerancia, y sobre todo, orgullo de ser quien soy. Ya, tan solo queda tiempo, tan solo me quedan historias y sobretodo vivencias, sensaciones y sentimientos, aunque por encima de todo, queda la enorme responsabilidad de mantener viva tu memoria. La memoria de Antonio Rivas Diez, mi padre. Hoy este es mi pequeño homenaje: Pincha aquí
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