LAS SEMILLAS DEL NUBERU

Dedicado a Hugo y a Noelia. Espero que tras su boda sean inmensamente felices y cultiven siempre la semilla del respeto y la confianza.




Dice una leyenda Asturiana, que el Nuberu es el señor de las tormentas, de la lluvia y de las tempestades. Es por lo tanto, el responsable de las buenas y las malas cosechas, un ser oscuro que vive en la cima de una montaña, alejado de los mortales. Los más ancianos, y aquellos lugareños que conocen sus andanzas temen su presencia.
Pero esto no siempre ha sido así. Hubo un tiempo, en el que el Nuberu, bajaba de su morada, para visitar a los campesinos y aconsejarles acerca de sus cultivos. Algunas veces les traía semillas y brotes de las especies más maravillosas. Los hombres las cultivaban obteniendo sus frutos. La semilla de la confianza, la semilla de la comprensión o la semilla de la inocencia.
Tal vez, fue la avaricia de los hombres la que hizo que le exigieran al Nuberu cada vez más semillas para colmar sus ansias de bonanza y felicidad.
Así que fue entonces cuando el Nuberu roto de ira y desilusion por los mortales, decidió entregar a los hombres la semilla de la desconfianza, la semilla de la traición y la semilla de la discordia. Y acto seguido, envió lluvias para alimentar estos cultivos cargados de maldad.
Cuando los campesinos se dieron cuenta del daño que el Nuberu les infringía con tales semillas, decidieron montar guardia en la torre de la iglesia, para avisar a sus vecinos de su llegada, y al mismo tiempo disuadir al Nuberu para que abandonase la zona..
Desde entonces el Nuberu solo baja de su montaña cuando dos personas que se aman deciden unir sus vidas. Solo el Nuberu es capaz de adivinar sus intenciones legítimas.
Así que, si tras una boda alguien escucha el repicar de unas campanas, que no le quepa duda que es el alma de un campesino atormentado por el Nuberu, que las hace tocar, para alejar al anciano brujo, el cual seguramente ya habrá dejado dos semillas a la flamante pareja. Una de ellas será la tristeza, la intolerancia o la incomprensión, la otra la felicidad, el diálogo o el amor eterno.

Desde ese mismo momento el Nuberu ya ha entregado su regalo, y es la nueva pareja la que decide cultivar y regar una u otra semilla. Tan solo les quedará recibir los frutos de la que rieguen.

LA REINA DEL ORBAYU

Este cuento, es una deuda que yo había contraído conmigo mismo. Solo podría estar dedicado a una persona. Y esa persona es mi madre. Aunque también quiero hacer mención y recuerdo a ese artesano que fue en Madieu Mi abuelo.

No siempre el Nuberu, fue rencoroso y dañino. Hubo un tiempo, en que este viejo aprendiz de brujo, señor de las tormentas, de los rayos y el granizo, dueño de las tempestades y amo de las inclemencias, permitía que los tiernos  y fantásticos ventolinos, jugaran con las gotas de lluvia que se cobijan en las nubes grises y rotas, allá en las montañas, muy cerca de la Braña. Incluso cuando estas descargaban su furia en la orilla de la playa, los graciosos espumeros, salían de los pedreros para bailar con la lluvia. Pero aquel sin duda, fue otro tiempo.
Quiero recordar, que un día, no muy lejos de Madieu, me encontré a un viejo, sentado, a la vera de un camino. Cuando me acerqué, el viejo me contó la historia más maravillosa que jamás me habían contado.
Todo sucedió, allá por el mes de abril,  un artesano tejía sus cestas mientras cantaba, seguramente tonadas de la tierra. Fue entonces cuando misteriosamente, ya que en raras ocasiones aconteció algo igual, de dentro de una madreña, salió un Trasgu, despeinado y sonriente.
No tardó el artesano, en coger una de sus cestas para pedirle a aquel Trasgu, que fuera a la orilla de la playa, y con ella recogiera algo de agua y la trajera de vuelta. El artesano estaba seguro que al encargarle tarea imposible, el Trasgu se marcharía y no le traería problemas.

Corrió el duende hasta la playa, y comenzó con el cesto a querer sacar  el agua,
y al tiempo que lo sacaba, por las rendijas el agua se le escapaba.

Y entre un intento y el otro, el cielo se volvió gris,  sin más aviso, comenzó a llover. Aun así el Trasgu no cesó en su empeño. De pronto una gota de lluvia se quedó atrapada, adherida a las paredes del cesto. El Trasgu no se podía creer, era poca cosa, pero cumpliría su encargo y le podría llevar al artesano, agua en se cesto.
Caminando despacito para no perder su gota de agua, cogió camino a Madieu, para llevarle su encargo al ingenuo artesano. Pero el Trasgu no se percató de que la gota de lluvia llevaba una fiel compañía.

Un ventolin agarrado de su mano, custodiaba aquella gota de agua que le había enamorado

Cuando el Trasgu le entregó el cesto con aquella gota de agua al artesano, ninguno de los dos podían saber, lo que habían ocasionado.
El Nuberu furioso, con el artesano y con el Trasgu, por haber cogido sin decir nada algo suyo, como era el agua, corrió hacia la montaña, jurando desde aquel día molestar y hacer maldades, a todos aquellos, que guarden silencio. Desde entonces cuando el Nuberu se acerca los aldeanos hacen tañer las campanas. Y cuentan los lugareños que aquella tarde se desató una de las tormentas mas fieras, jamás vistas. El granizo destrozo, los sembrados, la tormenta asustó a las bestias, y con el hechizo escondido en el resplandor de un relámpago la gota se convirtió en niña, y el ventolin juró que nunca se apartaría de su lado.
El artesano crió a la niña, hasta que esta se hizo mayor. Desde aquel momento todas las gotas de lluvia bajan desde las nubes, muy finitas y despacio para visitar a la Reina del Orbayu. Me han contado que incluso hoy en día continúa haciendo magia, para hacer realidad algún sueño. Dicen que el ventolin siempre ha estado al lado suyo, y que cuando cae el orbayu, es porque el ventolin está visitando los sueños de aquellos que se encuentran lejos y las gotitas de agua no quieren dejar sola a la un día fue su hermana, incluso recuerdan con su sonido el cantar del artesano.
¿Y que pasó con el Trasgu? Le pregunté al anciano.

Levantando su sombrero el anciano, me mostró su pelo despeinado y sonriente se escurrió dentro de su madreña.

La Madrugá de mis Sueños


Dedicado a Marco y a Ivan con todo el cariño del mundo pero especialmente "al Tarzán", quien seguro caminara esta madrugá al lado de sus dos hijos y por supuesto del Nazarno de la Isla.

Lo cierto es que nunca creí contar esta historia, pero supongo que tampoco puedo guardarla conmigo mucho tiempo. Ocurrió en esos días en los que, desde hace algunos años el cielo llora incesantemente por la muerte de Cristo, días de recogimiento, de oración y de penitencia. Son esos días, en los que pase lo que pase, el tiempo se detiene al ritmo de una marcha, al toque fugaz de un tambor y a la luz de las velas. Esas velas que una vez alguien me dijo que bailaban con la música que dos ángeles tocaban. Aún así, yo tampoco sentía grandes sensaciones en esas fechas, tal vez por no compartir la cultura de este pueblo tan visceral como creyente, o tal vez por que mi fe se había ido marchitando al mismo tiempo que mis recuerdos.
Aun así, esta historia parte de un momento en que mi vida se detiene y yo, de alguna manera comenzaba a centrarme en un solo momento, en un solo instante. La "Madrugá" ese reloj marcando las dos, presagiaba de alguna manera el instante en que mi corazón se quedaba helado, inmóvil esperando la llamada del capataz. Pude ver el tiempo, pude escuchar el saltar de la aguja del reloj y justo en ese instante, yo me incorporaba bajo el palo, y dejaba que suavemente la almohada tocara mi cuello herido y dolorido por el esfuerzo. !Vámonos!, !Al cielo con el! Un año mas mi Nazareno debía recorrer las calles de su Isla impregnadas de olor a incienso, un año más debía escuchar las saetas que su pueblo le cantaba desde lo mas profundo de su corazón salinero. Cuando abrazamos la calle, y las suelas de mis zapatos pisaron la plaza, entre el tocar de las campanas y el bullicio de la gente que se agolpaba en las puertas de la iglesia, pude escuchar su voz curtida y rota. Como tantas veces..!Que bonito Peesha!. Yo sabia que el no estaba ahí pero lo sentí tan cerca que no pude  evitar incluso notar su presencia. Un minuto que deseaba, se alargara durante horas. Pero no fue así .No tardé en despertarme, en abrir los ojos y darme cuenta de que realmente estaba muy lejos de todo aquello que había sentido, estaba realmente lejos de cuanto yo había vivido. Aquella noche, tal vez desde el taller de los sueños alguien quiso contarme este cuento, y no se por que motivo, ni cual era su intención pero estoy completamente seguro, que hoy alguien en algún lugar del mundo podrá vivir este sueño, y esta misma "Madrugá" cuando el llamador toque por tercera vez podrá notar la presencia de aquel que siempre ha tenido a su lado, de quien sin ningún lugar a dudas caminará toda la noche junto con el Nazareno, para alumbrar la mañana, y otra vez volver al cielo a esperar que de nuevo regrese “la Madrugá”.

Las Princesas de la Sal

Para María y Chaboli, y muy especialmente a Pepe que fue la persona por la que escribí este cuento. su Sensibilidad y cariño demostrada a su hermana su cuñado y sobre todo a sus sobrinas, fueron sin duda mi fuente de inspiración

Safe Creative #1302124585371Cuando los rayos de la luna se encuentran con la bahía, la salada claridad, hace despertar a esos duendecillos, los pequeños salineros, que no pierden un minuto, en jugar tal y como la misma brisa les manda. Naciendo de la sal, se juntaban y de pronto corrían, otros volaban, se perseguían, brincaban y nuevamente se paraban, tal y como los papelillos que el viento azotaba o como las mariposas en primavera. Los pequeños salineros, transportaban el olor del mar a todos aquellos, que lejos de su tierra lo añoraban, quizás así conseguían que los viajeros, los emigrantes y los peregrinos, por unos instantes y al cerrar los ojos regresaran a su casa. Fue el señor del mar, quien por envidia a los mortales, ordenó a los salineros construir en un estero, dos figuras humanas. Serían dos y no más para entregarles parte de su espíritu y así poder conocer y sentir, esas cosquillitas que produce sentirte cerca de los tuyos cuando la distancia te separa. No tardaron los pequeños duendecillos en comenzar sus esculturas, aquel día recuerdo que las mojarritas susurraban al viento para que los salineros siguieran el dictado del señor del mar y así pudieran dar forma a las preciosas criaturas. Se percató su divinidad de que por las entrañas de ambas criaturas no corría la sangre y vida de ningún mortal, fue entonces cuando ordenó a los salineros que fueran hasta el último rincón del mundo en busca de quien diera su vida para satisfacer su mágico capricho. Así pues unos volaron con el cierzo hasta las montañas nevadas del norte, otros con el siroco llegaron hasta el desierto, los mas tímidos con el levante y el poniente surcaba las aguas de la bahía, y fue el mas joven de los salineros quien en las cercanías de Vallecas se encontró a Juan Antonio Jiménez el gran Jeros, quien osaba a entregar su aliento para que la sangre de la antigua y noble Pucela se mezclara con la estirpe de Erithea vecina y hermana de Gades y de la mítica Tartesos. Y entregó Sangre Calé que desde aquel mismo instante Sonrojaba las mejillas de la pequeña Pastora, de la entrañable María. Pastora color del viento María cantar del cielo Alguna vez un deseo se convierte en realidad Princesitas de la sal Oración de mi silencio pellizco de mi cantar Que rompe mi soledad Florece mi pensamiento Despiertan mi realidad De mi alma son el centro Mi Duende mi alma y mi compas. Cuenta la leyenda, que aquel trato termino con Jeros como guardián, dicen que cuando las niñas se duermen, en las noches de Luna, aún se escucha entre las salinas y las barquitas que permanecen amarradas allí por la casería, los cantares de quien guarda sus recuerdos, de quien vigila sus sueños. Si no me crees, siéntate en la orilla de la playa y en el silencio de la noche escucha……”silencio que duermen las princesas de la sal, y es su abuelo el que guarda sus sueños”

Una Cuna para navidad



Se acercaban esas fechas, que aunque se esconden tras un aura de felicidad y fantasía, realmente sacan de nosotros, un punto de tristeza y añoranza. Mantenemos siempre un lugar para aquellas personas que están lejos, o simplemente no están, para aquellos recuerdos de otro tiempo o para aquellos propósitos que se quedaron en el camino.
Los ventolinos, esos duendecillos fantásticos, que entienden el llanto de un recién nacido y que con un soplo de viento transportan los sueños de las personas, los sentimientos de los enamorados y los deseos de quienes están ausentes, se encontraban completamente saturados de trabajo, parecían incapaces de sembrar de sueños el mundo de los mortales. Las personas estaban desanimadas y tristes, vivían sin saber, ni querer saber, de que forma afrontarían aquello que llegaría mañana.
Decidieron entonces, hablar con el Maestro Carpintero y volaron igual que vuela la imaginación de un niño, hasta el taller de los sueños. Volaron por las montañas, por los bosques y a lo largo de los ríos, volaron incluso a través de aquella cueva donde habitaba un Cuelebre.  "Os estaba esperando" les dijo. 
Con lágrimas en los ojos, los ventolinos trataban de explicarle, que las personas estaban tristes, que la ilusión se había esfumado de sus hogares y de sus vidas. " Id allí y traedme cada preocupación, cada pena y cada angustia, traedme cada lagrima y cada suspiro. Volad sin descaso y traedme lo que os he pedido". Los ventolines rápidamente abandonaron el taller de los sueños, y el carpintero comenzó a trabajar.
El maestro, pensó, que sin duda alguna, el nacimiento de un niño, era la mayor expresión de la inocencia, y con ella resultaría mas sencillo despertar todos los sueños e ilusiones. Así que cogió la sierra, su martillo, unas cuanta maderas y por supuesto su lápiz mágico, ese lápiz con el que cada noche desde su llegada al taller de los sueños, dibuja cada uno de los sueños de aquellos que creemos en el, y rápidamente, el carpintero construyo la cuna de un niño. Cuando llegaron los ventolinos, depositaron su mercancía en la cuna. Un ventolin traía la angustia de quien no encontraba empleo, el carpintero respiro profundamente y saco de la cuna las ilusiones renovadas de un nuevo día para conseguir lo que ayer parecía imposible. Otro ventolin trajo la preocupación del estudiante sin futuro, y el carpintero se acercó a la cuna, para sacar un proyecto, pero no uno cualquiera, el mas original y fantástico de los proyectos, arriesgado, pero prometedor y cargado de genialidad. Un ventolin trajo la pena de esa madre que lucha por mantener a sus hijos, y el carpintero saco la mayor de las sonrisas, también sacó un abrazo, siguió buscando y encontró el coraje, entonces le dijo al ventolin, corre, vuela y llévale a esto a su dueña, lo necesita y no hay tiempo que perder. El mas joven de los ventolinos traía las lagrimas de los abuelos y abuelas que ven regresar a sus hijos y a sus nietos buscando cobijo, comprensión y un plato de comida que nunca les negarían. El Carpintero de los sueños, de alguna manera comprendía a estos abuelos, así que deseó llenar su mesa, al menos por una noche de alegría y de buenos deseos, tenía que ser maravilloso ver a toda la familia junta. 

Aunque aun quedaba uno, el mayor de los duendecillos, que llegaba desde las noches mas largas donde alguien suspiraba por la ausencia de esa persona tan importante en su vida….. El carpintero no sacó nada de la cuna, le entregó a cada ventolin un saco lleno de esperanza, de ilusión y de alegría. Quiero recordar que aquella noche, víspera de navidad, un ventolin me susurraba al oído y cuando abrí los ojos, allí estaba el con la mayor de sus sonrisas…. Ahora, si que estábamos todos, cerré mis ojos y pude seguir soñando.
No se vosotros, pero yo cuando pongo el portal de belén en mi casa, desde el momento que pongo la cuna con el niño, parece que el carpintero de los sueños, guarda cada una de mis tristezas y llena de magia mi casa....Feliz Navidad

LA CAÑAILLA DE POSEIDÓN


Un viejo pescador de la bahía, me contó que hace ya un tiempo, en Cádiz, también el mar se tragó la tierra, y me contó que cuando él, tan solo era un niño, el mar, siempre estaba en calma. En aquellos días, los pescadores se hacían a la mar, sin ningún temor, y Poseidón les hacia entrega periódicamente, de los mayores tesoros.  Recordó también el anciano, que en la orilla de la playa, el sol, cuando  brillaba, hacía resplandecer cada grano de arena, para marcarles siempre el camino de regreso a casa. Eran otros tiempos, decía el pescador, cuando su rostro se tornaba en tristeza, y una lágrima, como gota de lluvia, recorría su rostro, para terminar chocando con la ennegrecida madera de su pequeña barquita. “Los hombres, nunca tienen suficiente, los hombres siempre quieren mas” me contaba, mientras se le cortaba su voz.  Decía que el cielo, era testigo, de cómo los hombres expoliaban los océanos, de cómo las ciudades crecían robándole terreno al mar. Aquel día, quiso el cielo advertir al mar, de la traición de los hombres, sus nubes se tiñeron de negro, sus lamentos resplandecían y hacían un ruido atronador, y sus lágrimas  transportaban las malas noticias, hasta fundirse con las aguas de la mar. El mar retrocedía, para levantarse, como nunca antes nadie lo había visto. Como un oso lleno de furia que se levanta sobre sus patas traseras, antes de asestar un zarpazo letal. Aquel día el mar se adentro en la tierra, llegando a los hogares de los hombres y recuperando todo lo robado, aquel día el mar se cobro las vidas de quienes osaron a traicionar su confianza. Me contó el pescador, que no tardó mucho el gran Poseidón en percatarse de su gran injusticia, eran muchos los pescadores que surcaban la bahía para recoger tan solo lo que el mar quería entregarles, otros tan solo tomaban prestada la blanca sal de su espuma, el gran dios se percató de que su castigo, había caído sobre quienes no lo merecían.  El cielo enfurecido, veía a todos los hombres de igual manera, y esto le dio que pensar al dios de los océanos. Entonces, quiso hacer entrega de un símbolo, que hiciera al cielo reconocer, sobre quien no debe mandar nunca el castigo de los mares
Una concha peculiar,
Para que el cielo conozca,
En quien debe confiar.
La cañailla es el trato,
La cual debes de mostrar,
Cuando el cielo se ennegrezca,
Cuando se enfurezca el mar.
Solo así estarás a salvo,
Y el cielo sabrá avisar.
Si hay alguien de la bahía,
el mar se ha de retirar.
Desde entonces, amigo mío, cuando el mar se enfurece y rompe sus olas contra la costa, cuando el cielo  le acompaña con su enfado voz de trueno,  en la Isla de león las aguas, tan solo acarician el costado de las barquitas y las mecen, con el cantar de la lluvia.Y ese es el trato de Poseidón, con todo aquel que se siente cañailla. 

LOS VENTOLINES Y EL CARPINTERO DE LOS SUEÑOS


El recuerdo de mi padre, siempre me reconfortará en mis sueños. Solo el y su afición por la carpintería podía protagonizar este cuento, que sin duda dedico con todo mi cariño a sus nietos, Laura, Isaac, Olaya y Xana para que siempre lo tengan tan presente como lo tengo yo.


Cuándo cae la tarde, la brisa se acerca a los mortales, y los primeros ventolines, traen los sueños de quienes duermen y los suspiros de los enamorados. Unos van hacia el levante, otros hacia el poniente, y con la última luz del día, cada uno de ellos, ha cumplido con su tarea. Desde tiempos remotos, siempre igual; los mismos sueños, las mismas horas, pero distintas personas.
Aquella tarde, los ventolines, estaban inquietos, rebeldes, cansados y pensativos.
Desde el taller de los sueños, partían, unos volaban a favor de la brisa, otros corrían y saltaban a través de los campos, algunas veces se paraban y jugaban, otros se deslizaban por los primeros rayos de luna. Al final susurrando en el oído, tejían los sueños, los dulces y los amargos. Aunque, más que crear sueños, los ventolines realmente, solo jugaban con los recuerdos. Los mezclaban, los rompían y así ocupaban las mentes de quienes durmiendo, esperaban la mañana.
-¡Me aburro!, dijo el ventolin, mas joven.
Cada ventolin, tiene su nombre. Algo similar al sonido del viento. Por ese motivo, los mortales, no somos capaces de pronunciarlo.
-Podríamos hacer sueños diferentes, Uno distinto para cada persona, y para cada día. dijo el mas inquieto
A partir de ese momento el debate se extendió entre todos los ventolines
-¡Claro!, ilusiones, fantasías, pensamientos, recuerdos y sentimientos, pero nosotros no sabemos hacer nada de eso. Dijo el más sensato de los pequeños duendecillos.
-Necesitamos, un maestro artesano, que sea creativo, alguien sabio que pueda resolver todas nuestras dudas y las de todos los mortales. Necesitamos alguien que nunca se canse de crear ilusiones, necesitamos una persona que pueda ser feliz en el taller de los sueños y que lo llene de alegría, de sonrisas y de color.
-¡Busquemos a nuestro artesano de los sueños! Gritaron todos.
Y así fue como comenzó la búsqueda. Aunque Solo había un día al año, en el que los ventolines, campaban a sus anchas, mientras los mortales estaban despiertos. Solo un día, para observar de cerca las cualidades de tantas personas. Era el día de los enamorados. Ese día transportaban durante toda la jornada, los sentimientos y los deseos de aquellos que se quieren. Así que, fué el catorce de Febrero, cuando los ventolines, lo encontraron y tan solo con un suspiro y una sonrisa como equipaje  partió hacia el taller de los sueños.Desde entonces, allí es donde fabrica, cada una de nuestras ilusiones, las dibuja, las tornea, las mejora y las prepara y todas las noches, cuando cerramos los ojos legiones de ventolines nos las entregan con una caricia. Cuando tenemos dudas o inquietudes, un ventolin se las lleva, y antes de que llegue la mañana, antes de poder abrir los ojos nos trae la respuesta de vuelta, y con un suave susurro, nos la trasmite al oído.  Si quieres comprobar esta historia, cierra los ojos , siente, escucha y no digas nada… eso que has sentido, y escuchado, es el paso de un ventolin que transporta el mejor de los deseos de  parte del carpintero de los sueños.



Safe Creative #1302094567995

EL SUEÑO DEL TRIUNFO



Dedicado a Jose, para que siempre recuerde a quienes un día le hicieron feliz.


Seguramente algún día, y no muy lejano, por cierto, recuerdes, como aquel ermitaño de la Montanera, una tarde de otoño, te indicó el camino hacia el sueño del triunfo.
-Llegarás al gran teatro, dijo el anciano, y después de abrir la puerta, caminarás hacia su interior. Una vez envuelto por su magia, los espíritus de las virtudes te indicarán el camino.  Así fue, nada más acercarte a la puerta, una criaturita te decía, Yo soy Estefi, espíritu de la alegría, si conservas la sonrisa, a salir te ayudaría. No hiciste más que abrir la puerta y un resplandor te salió al encuentro. Yo soy CHini, espíritu de la sensatez, vigila por dónde andas que atrás no vas a volver. Anduviste hasta un pasillo y otro duende te esperaba. Mi nombre es José Manuel y yo represento a  la astucia, si te mantienes en guardia, te libraras de una argucia. Al comenzar a adentrarte te encontraste dos caminos, y cuando dudabas, que camino habías de elegir, una voz te susurraba, Yo soy Laura la locura, ¿Qué más da cual sea el camino si conduce a la aventura? Y cuando te disponías a tomar la decisión, un ente claro y brillante hizo acto de presencia frente al camino de la izquierda. Yo represento a la duda,  Mónica es como me llamo, el camino que tu elijas, no puede ser el mas largo. Después de estas palabras te quedaste pensativo, ¿Cómo podías tomar una decisión si saber exactamente a que te enfrentabas? Y apareció la inocencia, Mi nombre es Mamen te dijo, si dudo y alguien me indica, ese camino yo elijo. Decidiste tomar el camino de la derecha, y cuando comenzaste a andar. Yo soy Luis y represento el enfado, ¿Por qué caminas por donde, ninguno te ha aconsejado? Se te aproximo un espíritu que se hacia llamar Vane, si el recuerdo, yo te traigo, regresa veloz y raudo, pues el camino olvidado, te lleva hacia el deseado. Sin pensártelo dos veces, decidiste regresar y en el camino de vuelta, una extraña sensación inundó tu estado de ánimo. Yo soy Vero espíritu de la euforia, si de todos tu te fías, girarás como una noria. Era difícil,  la decisión volvía a estar en tus espaldas, y afín de cuentas tu solo querías llegar al final del camino. Yo soy Miguel la eficacia, si haces lo que te digo, y aunque te quedes sin fuerzas, llegarás a tu destino. Yo soy Jorge la eficiencia, si quieres llegar al final, medita respira y piensa, y no decidas sin más. Dicho esto empezaste a caminar y cuando llegabas al final del camino, pensaste que, todo podía haber sido un error,  estabas dispuesto a dar la vuelta, entonces hizo aparición otro espíritu. La severidad expreso, y de nombre soy  Lucia, nunca cambies tus principios, por ningún falso interés, pues con el tiempo desprecias lo que quieres y no es. Decidiste continuar, y ya veías el final del camino. Soy Noelia y mi aura, está llena de ilusión, has llegado hasta este punto siguiendo a tu corazón. Nunca mejor dicho, parecía un sueño, pero por fin llegaste a la puerta de salida, y para tu sorpresa, no podías abrirla  así que  llego el último de los espíritus, Yo soy Ángel buen amigo espíritu de la experiencia y para abrir esa puerta haz examen de conciencia.
- Alegría y sensatez pero sin dejar la astucia, un poquito de locura, conjugada con la duda, la inocencia, y no te enfades, si recurres al recuerdo, la severidad, la euforia, y una brisa de inocencia, ¿La eficacia o la eficiencia? Para eso la respuesta, la tendrás en la experiencia.
Y cuando la puerta se abrió, volviste a ver al ermitaño. Antes de dejarte solo, desvelaré mi misterio: Guarda los buenos recuerdos, para los malos momentos

EL BAILE DE LOS ESPUMERUS


A Silvia y Nacho. Ellos me inspiraron esta bonita historia.


Esta es la historia de un juego.  Quizá parezca fruto de la leyenda, pero os aseguro que es tan cierto como que el Trasgu tiene un agujero en su mano.
Era una tarde calurosa del mes de junio. Ya el sol comenzaba a caer por el horizonte montañoso, y teñía de un rojo cobrizo las nubes. Un grupo de espumerus jugaban en la playa cuando, con un soplo de aire llegaron los ventolines. Juntos decidieron jugar con los sueños de las personas. Los ventolines pretendían dormir a los hombres y robar de sus sueños la mejor de sus virtudes.
Así pues los pequeños duendes partieron hacia la aldea, mientras los espumeros esperaban en la playa jugando con la marea.
Al cabo de un tiempo llego el primer ventolin, y haciendo una reverencia le entregó al espumeru “La Nobleza”. Surgiendo de entre las nubes para no ser visto otro ventolin traía entre sus diminutas manos una liebre a la cual llamaba “Astucia”. Con los ojos vendados llego el tercero: - Aquí os presento “La Confianza”. Poco después un ventolin llegaba diciendo que no había podido robar una virtud, y otro que no se acordaba en dónde había puesto la suya.  Sin querer habían aportado dos de las más importantes “la Honestidad” y “el Olvido”

Rápidamente los espumerus se pusieron a jugar con esos nuevos regalos que habían recibido. Cuando otro ventolin apareció. Traía la mayor de las sonrisas: - traigo “la Simpatía”, esto llenó de felicidad al espumero que la recibió y sin querer, ¡Chasss! Apareció “La Ilusión”. En la playa ya había caído la noche y entre el juego y el sonido de las olas, un ventolin , en medio de su vuelo gritó “Libertad”, esta era la mejor de las virtudes que había podido encontrar, seguidamente otro ventolin esgrimía una espada, este había encontrado en lo mas profundo de los hombre, aquello que alguien llamó “ Valentía” . El Ultimo ventolin y quizá el mas tierno, desde que había nacido poseía una virtud, que estaba dispuesto a entregar, la “ Inocencia”. pero además traía con el un espejo. Y todos los espumeros le preguntaron para qué había lo había ,traído a la playa.
Esto es para reflejar el “ Asombro” de los hombres cuando acepten que estos son las verdaderas esencias de todas las relaciones.
Así pues los espumeros bailando entre las olas dibujaron la primera letra de cada virtud con la espuma de la mar.
Desde entonces cuando miréis hacia el mar, fijaros detenidamente y veréis escrito donde rompen las olas los nombres de aquellos, que se juran amor y aceptan estas virtudes.

LA ROSA DE LOS VIENTOS



Para Verónica. Ella es a quien amo y admiro.


Cuentan las gentes que el día que el Dios del viento decidió liberarlos, antes de hacerlo viajo por el mundo para darle una morada adecuada a cada viento, y les dio instrucciones para que nunca se encontraran.
En las montañas del norte abrió las odres y liberó al Cierzo y solo le permitió bajar de la montaña pero sin acercarse al mar, a donde solo  su hermano el Mistral llegaría desde las nevadas montañas en las cuales vivirían los dos.
Al otro lado del mar, en el desierto del sur. Decidió la divinidad liberar al siroco y al lebeche, que saliendo hacia las aguas al primero solo le dejaría tocar tierra en la islas y el segundo no se detendría  hasta llegar a tierra firme. Cansado de tanto viaje decidió Eolo descansar en el castillo de Hércules. Y cuando miro los Odres de Cabra donde encerraba a los vientos se percató que mientras dormía los humanos habían liberado a los más jóvenes y traviesos. El Levante y el poniente campando a sus anchas hacían de las suyas en el reino de Tartessos. No pudo el dios hacer nada más que vigilar para que no se encontraran.
Cuando soplaba el Levante Eolo dormía al Poniente, y cuando soplaba el poniente dormía al Levante. Y así durante mil años.
Pero en un descuido…  Desde el caño soplaba el levante, y  desde la bahía llegaba el ponente, y como  mariposas, las hojas de las plantas y los pétalos del mes de abril saltaban y se paraban. Ambos vientos se juntaron, y entre rachas y remolinos, dieron forma a la criatura más bella  del universo. Cuando su divinidad se encontró con ese ser tan hermoso le llamó mujer. Y sentenció separar para siempre a los vientos .Nunca más los vientos volvieron a encontrarse, y nunca más los hombres vivirían sin una mujer a quien admirar y a quien amar.