Dedicado a Hugo y a Noelia. Espero que tras su boda sean inmensamente felices y cultiven siempre la semilla del respeto y la confianza.
Dice
una leyenda Asturiana, que el Nuberu es el señor de las tormentas, de la lluvia
y de las tempestades. Es por lo tanto, el responsable de las buenas y las malas
cosechas, un ser oscuro que vive en la cima de una montaña, alejado de los
mortales. Los más ancianos, y aquellos lugareños que conocen sus andanzas temen
su presencia.
Pero
esto no siempre ha sido así. Hubo un tiempo, en el que el Nuberu, bajaba de su
morada, para visitar a los campesinos y aconsejarles acerca de sus cultivos.
Algunas veces les traía semillas y brotes de las especies más maravillosas. Los
hombres las cultivaban obteniendo sus frutos. La semilla de la confianza, la
semilla de la comprensión o la semilla de la inocencia.
Tal
vez, fue la avaricia de los hombres la que hizo que le exigieran al Nuberu cada
vez más semillas para colmar sus ansias de bonanza y felicidad.
Así que
fue entonces cuando el Nuberu roto de ira y desilusion por los mortales, decidió
entregar a los hombres la semilla de la desconfianza, la semilla de la traición
y la semilla de la discordia. Y acto seguido, envió lluvias para alimentar
estos cultivos cargados de maldad.
Cuando
los campesinos se dieron cuenta del daño que el Nuberu les infringía con tales
semillas, decidieron montar guardia en la torre de la iglesia, para avisar a
sus vecinos de su llegada, y al mismo tiempo disuadir al Nuberu para que abandonase
la zona..
Desde
entonces el Nuberu solo baja de su montaña cuando dos personas que se aman
deciden unir sus vidas. Solo el Nuberu es capaz de adivinar sus intenciones
legítimas.
Así que, si tras una boda alguien escucha el repicar de unas campanas, que no le quepa duda que es el alma de un campesino atormentado por el Nuberu, que las hace tocar, para alejar al anciano brujo, el cual seguramente ya habrá dejado dos semillas
a la flamante pareja. Una de ellas será la tristeza, la intolerancia o la
incomprensión, la otra la felicidad, el diálogo o el amor eterno.
Desde
ese mismo momento el Nuberu ya ha entregado su regalo, y es la nueva pareja la
que decide cultivar y regar una u otra semilla. Tan solo les quedará recibir
los frutos de la que rieguen.